La pandemia de COVID-19 ha llevado a todos los
peruanos a enfrentar grandes desafíos para desarrollar el capital humano y ser
competitivos. En este marco se desarrolló la segunda sesión del primer día de
#CADEedu denominada “Reprogramándonos para el Perú post COVID-19”, en donde
participaron Diego Macera, Gerente General del Instituto Peruano de Economía; Jorge
Yamamoto, Profesor Principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú; y Mariana
Costa, Cofundadora y Gerente General de Laboratoria. Fr. Elías Neira Osa,
Presidente del Comité Estratégico de Educación de IPAE, fue el conductor de
este bloque.
Inició la
conversación Diego Macera, quien mencionó que se ha dado un cambio estructural
y es un golpe durísimo para las familias y los planes a corto y largo plazo. “Vale
la pena verlo desde una perspectiva de reconversión, dado que tenemos la
oportunidad de volver a empezar, podemos hacer las cosas mejor”, dijo. “En este
proceso, se han sumado dos golpes para la educación superior, los procesos con
los licenciamientos que involucran a 200 mil personas junto con la pandemia y
ha sido una suerte de tormenta perfecta, en que no todos los jóvenes están en
la situación de continuar estudios. Esta es la generación (de jóvenes) que va a
tener que pagar los costos de la pandemia, el déficit fiscal”, comentó.
El especialista
dijo que la realidad está relacionada con la tecnología: primero con la
deslocalización. Se ha demostrado que es posible hacer distintas actividades, desde
la educación digital, con idas y vueltas “nos hemos tenido que acostumbrar y
eso abre un abanico enorme de posibilidades”, señaló. Y segundo, la
automatización que pasa por la gestión de procesos. Estas situaciones
permitirán articular y adaptar la oferta educativa y será fundamental que se
realice en el corto plazo.
Macera
destacó que esta generación de estudiantes, que son los más afectados debido a
todo lo mencionado líneas arriba, serán los encargados de resolver la crisis
fiscal post-COVID19, que el Perú deberá enfrentar. En ese marco, el economista
instó a pensar en estrategias para esta generación y en su capacitación
oportuna.
A su vez,
Jorge Yamamoto trató sobre los comportamientos sociales que se han manifestado
durante esta pandemia. Empezó comentando que la Universidad John Hopkins señaló
que el Perú es el país que registra el mayor número de muertes, lo que ha sido
relacionado a los valores de las personas.
De igual
modo, el académico comentó los resultados de los estudios de Valores del Bicentenario,
en los que se señala que 6 de cada 10 peruanos explícitamente consideran que hay
una oportunidad de cambios en el Perú. De igual modo, se dio a conocer que el
71% de los encuestados sí participaría por una cruzada de valores. “Un plan
estratégico de valores es lo que se tiene que hacer. Tenemos que reaccionar en
este contexto, se tiene que dar tres pasos, que suenan muy simples, pero que son
extremadamente complejos y demandan compromisos: 1) Como peruanos,
comprometernos con ejercer nuestros valores; 2) Dar un buen ejemplo a los niños
desde lo más temprano de su crecimiento y desarrollo; y 3) Como adultos, cortar
el mal ejemplo de raíz”.
Para lograr
estos compromisos, el especialista indicó que es importante la promoción de un
plan estratégico de 15 años, que contemple la re-estructuración de la educación
cívica y valores, a la par con un plan de cambio de conducta en adultos. Para
ello, se debe involucrar a los agentes de socialización: familia, centros
educativos, religiones, empresas, y medios y redes.
Siguió
Mariana Costa, quien compartió tres principios para cultivar el aprendizaje a
lo largo de la vida, los cuales viene aplicando en Laboratoria. El primero
trata sobre que La educación no solo pasa en un entorno académico, y que este está
compuesto por la experimentación, reflexión, dar y recibir feedback y apertura.
En este punto, la expositora recalcó que actualmente existen distintos espacios
para aprender, y ya no solo en el salón de clases.
El segundo
está relacionando a enfrentarse a un problema y es Se aprende haciendo, (y si
aprendemos con otras y otros, ¡mejor!), se busca descentralizar el aprendizaje,
enfocándose en cómo resolver el reto que se presenta en la vida, evaluando qué
herramientas tiene la persona para poder desarrollarlo. Acosta destacó que, en
este principio, lo recomendable es iniciar desde atrás; es decir, ver el reto y
preguntarse ‘¿qué necesito para resolverlo?’, y así es como las personas
agilizan su pensamiento y proponen soluciones.
Y el tercer principio se denomina Apropiarnos de nuestro aprendizaje, y busca que cada una de las personas
se haga responsable de su propio aprendizaje, encontrando su propia guía, ritmo
y modalidad. “En Laboratoria, se trabaja
el concepto del ‘yo estudiante aprendo’ y está en mi responsabilidad hacerlo”,
dijo.
La
especialista finalizó con una reflexión en la que invitó a todos a imaginarse un
futuro donde “formamos una nueva generación de personas que apostamos por ser
aprendices de por vida: construimos la motivación, la mentalidad y los hábitos
que lo permitan. En donde las organizaciones asumimos nuestro rol en propiciar
culturas de aprendizaje continuo, permitiendo a nuestros colaboradores
experimentar, reflexionar, y crecer. Y a tomarnos la era digital como la
oportunidad para prepararnos para la economía del conocimiento y transformarnos”.
Como
conclusión, Fr. Elías Neira Osa mencionó que como país es necesario que cada
ciudadano pueda ver más allá de la pandemia, aprovechando estas circunstancias
como una oportunidad de aprendizaje. Por ello, es clave la promoción del
aprendizaje, tanto formal e informal, a lo largo de la vida y un plan de
valores que pueda complementar este aprendizaje. “Como país, debemos apostar
por la reflexión de todas nuestras experiencias negativas, solo así podremos
generar aprendizajes que den frutos a lo largo de la vida”, explicó.
Al cierre de
la sesión, Carla Olivieri mencionó que “Como país, debemos promover los valores
ciudadanos y la gran capacidad de adaptación a los nuevos desafíos, donde se
promueva aprender y desaprender, se impulse la innovación, la posibilidad de
ensayo y error, la apertura y horizontalidad. Promover una narrativa impulsada
en los logros que tenemos como sociedad”.
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