El nuevo “Modelo de acreditación de programas de estudios de la
Educación Superior Universitaria” es un reto para las universidades que se
plantean, desde las condiciones básicas, qué es lo que deben hacer para mejorar
y poder alcanzar el nivel que les permitirá obtener la mencionada distinción. Así lo sostuvo el director de Evaluación y Acreditación de la Educación
Superior Universitaria (DEA – ESU) del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación
y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace), Sandro Paz Collado, quien
comentó que la mayoría de autoridades y docentes universitarios de todo el país
han saludado el cambio.
“Hemos cambiado de modelo porque, coyunturalmente, se promulga la Ley
universitaria y se crea la Sunedu que establece las condiciones básicas para
los programas de estudios. Es por ello, que los estándares de acreditación
deben estar por encima de las condiciones básicas de todas las universidades.
Es un segundo nivel más riguroso”, explicó.
Uno de los cambios importantes, dice Paz Collado, es que ahora la
acreditación está centrada en el estudiante y en averiguar si al egresar posee
las habilidades, competencias y capacidades que le dijeron que obtendría al
estudiar tal o cual carrera en determinada casa de estudios.
“Si al terminar sus estudios, al final de la carrera, el estudiante no
tiene el perfil que la universidad ofreció, pues entonces algo no se hizo
bien”, sostuvo y agregó que será la propia casa de estudios la que definirá el
perfil que desea para sus egresados, considerando el perfil de la universidad y
el entorno.
Así, a modo de ejemplo, dijo que cada universidad se pondrá como meta si
quiere que sus egresados “corran” o “solo caminen”, y ese perfil o meta deberán
hacerlo público, pues están obligados a ello, para que los estudiantes puedan
elegir dónde querrán estudiar y qué conseguir para sus vidas.
El proceso de acreditación es voluntario, a
excepción de las carreras (hoy programas de estudio) de derecho, salud y
educación.
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